jueves, 16 de junio de 2011

EN LA OFICINA DE EMPLEO...


Ana, administrativa, 41 años. "Aquí me dicen que Zapatero no pensó en mí" lamenta Ana al salir de la oficina. Ella ya bajó al último escalón, al de ingresos cero. Divorciada y con una niña de siete años, después de 22 años trabajando y cotizando en una empresa familiar, se ve ahora forzada a sobrevivir por el cobijo de sus padres. ¿Cómo es posible? Ana traza el relato de la empresa de su padre, de la que es empleada y avalista. En los años locos, dan un salto y renuevan toda la maquinaria. Justo antes del parón. Así que los créditos se lo llevaron todo: loa empresa, el trabajo, el piso... "No podría pagar mis deudas ni aunque tuviera tres vidas".
Ana sabe cómo son las cosas. Apostaron y perdieron (...) Ana tampoco alberga expectativas por el cambio de gobierno municipal, prepara la mudanza a casa de sus padres, la única vivienda familiar que se libró del huracán de embargos, en cuanto la niña acabe el cole. Sube y baja su relato. Se quiebra cuando me cuenta que en el comedor del cole le han dado comida en un táper. "Que eso es muy fuerte", y se recupera para tomar impulso: "Yo voy a luchar. Aunque todos me digan que no, que no; yo voy a seguir que sí, que sí".