Acaba de salir a la luz Los curas contra Franco, Ferrol 1950-1978, obra de Rosa Cal Martínez, ferrolana y profesora de Historia del Periodismo en la Complutense de Madrid. Un libro necesario para reconstruir los procelosos años del tardofranquismo en la ciudad de Ferrol.
-Usted recupera al obispo Argaya Goicoechea, como pieza clave, ¿fue tan importante?
-Sin él la cosa hubiese sido diferente. Fue quien mandó construir la Domus en 1963 que permitió los encuentros de los nuevos sacerdotes. Desdobló la diócesis para formar la concatedral de Ferrol. La iglesia pasó con él del Medievo a la Edad Contemporánea, trajo a muchos curas jóvenes. Fue todo un cambio.
-¿Quién fue el primer cura «comprometido»?
-Gabriel, o Grabiel como le llamaban en Canido. Tenía un carácter muy fuerte y fue el primero en luchar en favor de una mujer represaliada de la fábrica de toallas que había en Ferrol. Llegó a consiliario nacional de la JOC y la HOAC, que hay que recordarlo, fue la cuna del moderno movimiento obrero. Luego se sumaron los otros. Sin ellos el movimiento obrero de Ferrol no habría alcanzado lo que alcanzó porque protegieron las primeras organizaciones cediéndoles las iglesias para las reuniones, apoyando a los represaliados... Eran utópicos, generosos, entregaron su vida a la causa por la que luchaban.