Defender la alegría como una trinchera
Defenderla del caos y de las pesadillas.
De la ajada miseria y de los miserables
De las ausencias breves
y las definitivas.
Defenderla del caos y de las pesadillas.
De la ajada miseria y de los miserables
De las ausencias breves
y las definitivas.
Defender la alegría como un atributo
Defenderla del pasmo y de las anestesias.
De los pocos neutrales y los muchos neutrones
De los graves diagnósticos y de las escopetas.
Defenderla del pasmo y de las anestesias.
De los pocos neutrales y los muchos neutrones
De los graves diagnósticos y de las escopetas.
Defender la alegría como un estandarte
Defenderla del rayo y la melancolía
De los males endémicos y de los académicos
Del rufián caballero y del oportunista.
Defenderla del rayo y la melancolía
De los males endémicos y de los académicos
Del rufián caballero y del oportunista.
Defender la alegría como una certidumbre
Defenderla a pesar de dios y de la muerte
De los parcos suicidas y de los homicidas
Y del dolor de estar absurdamente alegres
Defenderla a pesar de dios y de la muerte
De los parcos suicidas y de los homicidas
Y del dolor de estar absurdamente alegres
Defender la alegría como algo inevitable
Defenderla del mar y las lágrimas tibias
De las buenas costumbres y de los apellidos
Del azar y también
También de la alegría.
Defenderla del mar y las lágrimas tibias
De las buenas costumbres y de los apellidos
Del azar y también
También de la alegría.
Este sábado estuvimos defendiendo la alegría en Coruña, Santiago y Ferrol. La revista autogestión y las ediciones nos lo permitieron... Mañana más.